La digitalización de operaciones, trabajos, organizaciones y actividades de todo tipo, no es algo nuevo. Lo que antes se veía incluso con recelo y reservado a un sector muy específico de la población laboral activa, hoy es la realidad de millones de personas en el mundo entero. Sin embargo, esto no significa que la transición presencial-virtual, esté ya finalizada.
¿Por qué llamamos al 2022 al año de la consolidación?
Las crisis son oportunidades y de los momentos más complejos de nuestras vidas, se obtienen enormes aprendizajes. Esto es exactamente lo que experimentamos durante las primeras “fases evolutivas” de la digitalización en empresas.
En 2020 aprendimos que no podemos prescindir del capital humano o, mejor dicho, dejar de lado la centralidad de las personas. Y en 2021, descubrimos que es posible combinar lo mejor de estos dos mundos.
De esta forma, 2022 se asoma en el horizonte como el año en el que podemos poner en práctica estos aprendizajes, para lograr darle a estas tendencias su forma final. Esto implica dar el siguiente paso, “un salto de fe” e ir un poco más allá.
¿De qué manera?
Estandarizando procesos y políticas internas orientadas a mejorar aspectos de vital importancia que, a menudo y con la prisa del día a día, quedan en un segundo plano:
- Generar protocolos para garantizar la seguridad de los datos personales de nuestra propia plantilla, clientes y colaboradores externos.
- Desarrollar vías de comunicación y canales de denuncia que aseguren el cumplimiento de las leyes y derechos laborales, en el ámbito de trabajo.
- Velar por metodologías de reclutamiento y selección, orientadas a la inclusión y la diversidad.
- Crear programas para fortalecer los lazos entre empleados, disminuyendo el estrés e invirtiendo en bienestar laboral.
Hoy, más que nunca, debemos apoyarnos en el concepto de “centralidad de las personas”, para obtener lo mejor de los dos mundos que en 2021 aprendimos a combinar y sacar los mejores resultados posibles.
FUENTE:
www.rrhhdigital.com