Por lo general, hay cuatro pasos secuenciales de desarrollo de capacidades para respaldar una transformación exitosa. Primero, los empleados individuales aprenden nuevas capacidades. En segundo lugar, los equipos los aplican y las capacidades y los comportamientos cambian. A continuación, la organización comienza a ver una mejora en la eficacia. Finalmente, la empresa logra sus objetivos financieros y otros objetivos.

Sabiendo esto, parecería que adoptar un programa de desarrollo de capacidades sería de sentido común. Sin embargo, como se señaló, no es una práctica común. Desafortunadamente, las razones por las que las empresas no priorizan el desarrollo de capacidades (los resultados del aprendizaje son demasiado básicos o distraen demasiado o un jugador clave de la alta gerencia simplemente no está interesado) equivalen a oportunidades perdidas y dejan los resultados de los programas de transformación al azar.

Al mismo tiempo, las organizaciones que priorizan el desarrollo de habilidades a menudo tienen programas que son ineficaces. En una encuesta reciente de McKinsey a 1.240 líderes empresariales de todo el mundo, casi el 80 por ciento, frente al 59 por ciento antes de la pandemia COVID-19, dijo que el desarrollo de capacidades es extremadamente o muy importante para el crecimiento a largo plazo de sus empresas. Sin embargo, sólo un tercio de estos encuestados cree que los programas de desarrollo de capacidades a menudo o siempre tienen éxito en el logro de sus objetivos y el impacto comercial.

Un análisis reciente de McKinsey de organizaciones que experimentan transformaciones a gran escala mostró que la proporción de empleados involucrados en el desarrollo de capacidades durante las transformaciones tiene un efecto sobre las mejoras en la salud organizacional, el doble de probabilidades de mejorar sus puntuaciones de OHI - Índice de Salud Organizacional- que las organizaciones que no lo hicieron. La tasa promedio de mejora fue de nueve lugares porcentuales, en comparación con ninguna mejora en absoluto.

Las organizaciones que incluyeron más del 30 por ciento de su fuerza laboral en programas formales de desarrollo de capacidades mejoraron sus puntajes de OHI en un promedio de 12 lugares porcentuales.