En los últimos años, el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) ha mostrado un preocupante aumento, especialmente entre personas cada vez más jóvenes.
El TAG se caracteriza por una preocupación constante y excesiva por diversas situaciones cotidianas, lo que puede generar un malestar significativo y afectar la calidad de vida de quienes lo padecen. Lo que antes parecía ser más común en adultos mayores de 50 años, ahora está impactando a jóvenes, adolescentes e incluso a niños.
Diversos factores han contribuido a este incremento. El estilo de vida moderno, marcado por una constante conectividad y el acceso a redes sociales, ha creado un ambiente de sobreexposición a información, presión social y comparaciones. Los jóvenes están enfrentando niveles de estrés cada vez más altos debido a la necesidad de cumplir con expectativas académicas, sociales y laborales, que pueden generar un sentimiento de insuficiencia o temor constante a no estar a la altura.
El aislamiento, la incertidumbre sobre el futuro y la alteración de las rutinas han creado un terreno fértil para la aparición de trastornos de ansiedad en personas más jóvenes. La falta de interacción social presencial y el cambio en la estructura del día a día han aumentado el sentimiento de vulnerabilidad.
La ansiedad no solo afecta el bienestar emocional, sino también el físico, manifestándose en síntomas como insomnio, fatiga, dolores musculares o problemas digestivos. Es esencial que las empresas estén atentas a las señales de ansiedad en los jóvenes, ya que la detección temprana y la intervención adecuada son clave para mitigar el impacto del TAG a largo plazo.
Es vital que se fomente la conciencia sobre este trastorno y que se faciliten recursos accesibles para quienes lo padecen.