La psicología positiva es una rama de la psicología cuyo padre intelectual fue Martin Seligman, quién modifica el enfoque tradicional de la psicología (normalmente interesada por los problemas, disfunciones y las patologías de las personas “enfermas”) para pasar a estudiar científicamente todos los comportamientos de humanos “sanos” que conducen a la felicidad.
Si trasladamos el enfoque positivo al contexto laboral, encontraremos la POP (psicología organizacional positiva) que también prioriza el prisma positivo mediante la observación de las razones de los casos de éxito empresarial. La POP es una vertiente de la psicología industrial que estudia cómo se comportan individuos integrados en un colectivo con fines empresariales.
Los objetivos primordiales de la POP son tres:
- Planear y favorecer el óptimo funcionamiento de las empresas
- Impulsar el bienestar psicosocial
- Mejorar la calidad de vida laboral
Para determinar porque unas organizaciones tienen mayor éxito tenemos que responder científicamente a 2 preguntas:
¿Qué características, tanto colectivas como individuales, poseen los empleados que mejor trabajan? ¿Qué características de mi organización, la acercan o alejan de las organizaciones positivas?
Y la respuesta a partir de las investigaciones realizadas, es la combinación de salud y resiliencia. Al responder a ambas preguntas ya podremos elaborar un plan estratégico y de recursos humanos que, de implementarse de forma satisfactoria, favorecerá la creación de un entorno positivo para la organización.
Necesitamos que la organización facilite óptimas condiciones laborales y un entorno de trabajo ad hoc para trabajar de la forma más eficiente posible.
En una organización positiva observaremos tres componentes que interaccionan entre ellos y se retroalimentan
- Recursos y prácticas organizacionales saludables.
- Empleados y grupos de trabajo saludables: emociones positivas, creencias de eficacia, resiliencia y engagement en el trabajo.
- Resultados organizacionales saludables: compromiso, rendimiento, buenos resultados y relaciones con el entorno organizacional y responsabilidad social corporativa.
Implementar prácticas positivas que favorecen el desarrollo de los empleados se relaciona positivamente con la mejora del rendimiento y la retención del talento, es grato trabajar en una empresa que se preocupa por sus empleados.
¿Cómo aplicar la psicología positiva en el contexto laboral?
- Aumentando las emociones positivas transversalmente: Eso implica que se cultive una visión optimista, pero responsable, sin olvidar los potenciales riesgos y amenazas. Para ello, necesitamos implementar iniciativas que propiciarán la creación de un adecuado clima laboral.
- Incluir programas de bienestar y salud es muy recomendable; y la clave para tener un equipo de trabajo motivado, comprometido y productivo.
- Las medidas que mejoran el clima laboral y la integración de los empleados también aumentan su bienestar y el de sus familias. Mediante actividades que mejoran la conciliación familiar, el ocio y planes de formación, financieros, educativos y hasta de apoyo legal. Consiguiendo fortalecer el vínculo emocional con los compañeros de trabajo y en consecuencia el engagement laboral.
- Favorecer el desarrollo de habilidades y la seguridad laboral, incluir actividades para promover el desarrollo de habilidades es muy valorado por los empleados.
- Fomentar el trabajo en equipo: Trabajar en equipo es esencial para toda organización, pero no todo el mundo sabe cómo o no todas las personas funcionan igual entre sí. Por eso, es importante no presuponerlo, analizarlo y ver cómo mejorarlo. El trabajo grupal es clave para que cada empleado perciba positivamente tanto su trabajo como la empresa.
- Mejorar la comunicación. Proporcionar feedbacks y apoyo social: Obtener un feedback por parte de un superior es muy demandado por los trabajadores y poco practicado a nivel organizacional. El feedback regular contribuye al aumento del bienestar organizacional y la sensación de pertenencia y apoyo social. Siempre que se equilibren los comentarios positivos y negativos. Para ello, es básico formar a todos los directivos en habilidades comunicacionales en el trabajo.
- Valorar la percepción de los stakeholders de la empresa: Para asegurar que tenemos una buena reputación necesitamos saber la percepción tanto de los empleados, gerentes y propietarios (la parte interna de la empresa), como de los proveedores, sociedad, acreedores, clientes (que componen la parte externa). Así, podremos hacernos una idea, tanto global como específica, para mejorar ciertos aspectos y contribuir a una percepción de bienestar general.
- Liderar transformacionalmente: Buscando además de ayudar al grupo a conseguir los objetivos, también preocuparse porque cada empleado alcance su pleno potencial. Para ello, la clave es estimular la creatividad, fomentar la participación, una actitud positiva, saber motivar y ofrecer recompensas.
FUENTE:
www.actitudpro.com