El 2022 nos brinda una oportunidad de entender el 'wellness' en toda la extensión de la palabra, no solo tocar temas de salud física, también bienestar mental y financiero, opina Gerardo García Rojas.
En esta racha final del año es común que a muchos de nuestros colaboradores les surjan dudas sobre cómo será el siguiente año en temas laborales y aunque si bien es cierto que cada día se vuelve más compleja la respuesta, existen algunos aspectos en los que se puede vislumbrar el futuro del trabajo como lo son: incrementos salariales, flexibilidad y bienestar laboral.
De acuerdo con la Encuesta de Remuneración Total de 2021, en la que participaron 864 compañías, estas estaban pronosticando destinar en presupuesto, con respecto al incremento salarial del próximo año, un 4.8%, dato reportado antes del mes de julio y considerando una inflación del 3.3% o 3.5%; sin embargo, conforme se acerca el cierre de año, en cuentas oficiales como la del Banco de México, ya se empieza a hablar de una inflación al cierre del 2021 del 6.8% o pasando la frontera del 7%.
Haciendo un análisis histórico, podemos notar que los incrementos salariales tienden a estar entre 1 y 2 puntos porcentuales por encima de la inflación. En este caso, con los datos que tenemos para final de año, en los que la inflación está por arriba de los sueldos, podríamos traducirlo como un impacto directo en el bolsillo de nuestros colaboradores. Es decir, si el aumento pronosticado se queda igual, no les alcanzará para cubrir el alza de los precios. Por lo que, si en este año se empezó a notar una pérdida en el poder adquisitivo de las personas, el próximo año no va a ser la excepción.
Considerando lo anterior, las empresas forzosamente tienen que revisar sus presupuestos sobre el nuevo incremento excepcional que van a tener que considerar este año, para tratar de recuperar la pérdida del poder adquisitivo que estarán teniendo los trabajadores.
Por otra parte, si bien podríamos descartar la idea de un regreso masivo a las oficinas, el concepto de “flexibilidad” estará jugando un rol importante, no solo se definirá cómo “¿desde dónde trabajan tus colaboradores?”, más bien, el concepto evolucionará a responder cinco preguntas:
- ¿Cuál es el trabajo que se realiza?
- ¿Cuándo tiene que ser ejecutado?
- ¿Quién tiene que efectuarlo?
- ¿Cómo tiene que llevarse a cabo?
- ¿Desde dónde tiene que realizarse?
Cuando las corporaciones logren incorporar el concepto respondiendo estas cinco interrogantes, podrán definir con mayor claridad cómo va a ser el retorno a sus centros de trabajo.
Del mismo modo, es importante entender los tipos de perfiles que existen en el mercado:
El primero sería el de las posiciones en línea, que son aquellos trabajadores de planta que, siendo realistas, nunca trabajaron en modalidad home office. Se tomaron otras acciones como horarios escalonados o quizá se abrieron diferentes turnos, pero, en definitiva, ellos no pudieron parar. En consecuencia, para este grupo no habrá regreso, porque nunca se fueron.
El segundo es el de los puestos administrativos, en donde muchos sí comenzamos a laborar desde casa. Aquí se debe hacer una estrategia en la que se considere quién es vulnerable, ya sea por padecimientos (como diabetes u obesidad), o porque tienen bajo su cuidado a personas vulnerables, optando por elegir a aquellos que tengan un menor riesgo. Una vez determinado quiénes van a regresar a las oficinas, es importante preguntar cuántos utilizan transporte público, cuántos vehículo personal o privado y tomando en cuenta los resultados, se pueden implementar políticas, a medida de cada organización, como trabajar una semana desde casa y otra en las oficinas, establecer días en los que se tiene que ir al centro de trabajo o incluso elegir aquellos puestos o roles en los que se puede hacer todo desde manera remota, esto con el objetivo de mitigar los contagios.
En adición, el objetivo de asistir a la oficina también deberá modificarse, ya que no me imagino a todos con cubrebocas tomando llamadas de zoom desde la oficina; en otras palabras, creo que debemos repensar la naturaleza de los centros de trabajo más hacia cumplir un objetivo de colaboración que simplemente ir a conectarte.
Por último, me gustaría hablar del bienestar laboral, que sin duda será cada vez más relevante dentro de las organizaciones. Este 2022 nos brinda una oportunidad de entender el wellness en toda la extensión de la palabra, no solo tocar temas de salud física, también bienestar mental y financiero. Entendiendo que como órgano empresarial tenemos la oportunidad de hacer un giro de 180° en la vida de nuestros colaboradores.
Abramos la puerta a temas de salud física y mental, hablemos del retiro, de correctas gestiones en la economía personal, de la previsión, tomemos esta oportunidad que nos brinda un año nuevo para generar un verdadero impacto.
FUENTE:
www.expansion.mx
Nota del editor: Gerardo García Rojas es líder de Career para Mercer México.